Cualquier tipo de ejercicio es bueno
Pero el de alta intensidad podría ser mejor, caminar a paso vivo reduce más el azúcar en sangre que caminar lentamente.
Para las personas que son obesas y sedentarias, cualquier tipo de ejercicio puede ayudar a reducir la grasa abdominal, pero quizá conseguir otros beneficios de salud conlleve un poco más de esfuerzo, sugiere un estudio reciente.
Los investigadores encontraron que cuando lograron que unos adultos obesos de mediana edad se movieran (incluso media hora de caminata a paso lento), eso les ayudaba a perder un poco de peso y un par de pulgadas de la cintura.
Pero la reducción de los niveles de azúcar en sangre de las personas conllevó un ejercicio de mayor intensidad, lo que, a largo plazo, podría reducir su riesgo de diabetes tipo 2.
Aunque quizá «de mayor intensidad» suene desalentador, los expertos enfatizaron que es algo razonable incluso para los sedentarios empecinados.
«Las personas de este estudio eran de mediana edad, sedentarias y con obesidad abdominal», apuntó el investigador líder, Robert Ross, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de la Reina en Ontario, Canadá. «No hicimos que corrieran. De ‘alta intensidad’ simplemente era caminar a paso vivo en una cinta», explicó.
«Era muy factible», añadió Ross, que reportó los hallazgos de su equipo en la edición del 3 de marzo de la revista Annals of Internal Medicine.
Un investigador que revisó el estudio afirmó que era «un trabajo hermoso».
Y los resultados podrían ayudar a alterar las directrices actuales sobre el ejercicio, planteó el Dr. Timothy Church, profesor de medicina preventiva del Centro Pennington de Investigación Biomédica en Baton Rouge, Luisiana.
Eso se debe a que ha habido tan poca buena investigación sobre la intensidad del ejercicio, y «este estudio cubre una laguna importante», dijo Church. «Muestra que la intensidad sí importa».
Además de los beneficios para el azúcar en sangre, anotó Church, los participantes del estudio que hicieron ejercicio a una mayor intensidad también experimentaron una mayor mejora en su aptitud cardiovascular, un factor importante en el riesgo de morir de enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular.
Para el estudio, Ross y sus colaboradores reclutaron a 300 personas de 40 a 59 años de edad que tenían obesidad abdominal y que hacían poco o nada de ejercicio regular. Entonces, las asignaron al azar a un grupo de «control» que siguió siendo sedentario, o a uno de tres grupos de ejercicio.
Todos los que hicieron ejercicio acudieron a cinco sesiones supervisadas por semana, durante seis meses. Un grupo hizo una cantidad baja de actividad de intensidad baja (más o menos media hora de caminata lenta), otro grupo hizo el régimen de baja intensidad pero durante más tiempo (un promedio de una hora por sesión), y un cuarto grupo hizo ejercicio de alta intensidad (una caminata a paso más vivo).
Los que caminaron rápido quemaron la misma cantidad de calorías que sus compañeros que caminaron a un paso más lento durante una hora, pero lo hicieron en 40 minutos.
Los investigadores encontraron que, tras seis meses, los tres grupos de ejercicio habían perdido una cantidad pequeña de peso y una o dos pulgadas (2.5 a 5 centímetros) de la cintura, en promedio. Pero solo el grupo de alta intensidad mostró una mejora en los niveles de azúcar en sangre.
«Si se hace durante años, ¿reducirá este [régimen] el riesgo de diabetes tipo 2?», planteó Ross. «No lo sabemos».
Pero añadió que «me gustan las probabilidades que hay».
¿Y por qué podría ser la intensidad más alta mejor para el control del azúcar en sangre? Según Church, probablemente se relacione con el músculo, que es el mayor consumidor de azúcar en sangre del cuerpo. Dicho de forma sencilla, un ejercicio de una intensidad más alta quizá mejore la capacidad de los músculos de extraer azúcar de la sangre.
«El control del azúcar en sangre no se trata solo de la grasa corporal», dijo Church.
En su propia investigación, Church encontró que combinar el ejercicio aeróbico y el entrenamiento en fuerza es mejor que una de las dos cosas sola para mejorar los niveles de azúcar en sangre en las personas que ya sufren de diabetes.
Según Ross, los nuevos hallazgos son «una buena noticia» para las personas que tienen sobrepeso y son sedentarias, lo que describe a un inmenso grupo de norteamericanos, anotó.
«Esto significa que hay opciones», dijo Ross. «Si su meta principal es perder algo de peso, todos estos regímenes de ejercicio funcionaron. Si quiere gestionar mejor su azúcar en sangre, una intensidad más alta es mejor. Si desea mejorar la aptitud cardiovascular, todos funcionaron, pero una intensidad más alta fue óptima».
Y si el ejercicio regular de cualquier tipo le parece desalentador, no tiene que comenzar con los 40 minutos de caminata a paso vivo cinco días a la semana de inmediato, apuntó Church.
«Puede llegar ahí poco a poco», afirmó. «El paso más importante es simplemente levantarse del sofá».
FUENTES: Robert Ross, Ph.D., professor, Queen’s University, School of Kinesiology and Health Studies, Kingston, Ontario, Canada; Timothy Church, M.D., Ph.D., M.P.H., professor, preventive medicine, Pennington Biomedical Research Center, Louisiana State University, Baton Rouge; March 3, 2015, Annals of Internal Medicine.
FUENTE: IntraMed.
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