El estrés y la ingesta de alimentos

Algunas personas comen menos en respuesta al estrés, mientras que otras comen más. Vamos a ver primero que es el estrés.

Estrés agudo frente a estrés crónico:

Cuando percibimos una amenaza inmediata (estrés agudo), el cerebro envía una señal a diversos sistemas, incluido el sistema hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HHS), y activa hormonas relacionadas con el estrés, lo que desencadena una cascada de eventos que preparan al cuerpo para la acción. Por ejemplo, se moviliza la glucosa para aportar energía a los músculos y el cerebro, se agudizan los sentidos, el corazón bombea más rápido y se acelera la respiración. Esta reacción, conocida comúnmente como respuesta de «lucha o huida», evolucionó como mecanismo de supervivencia que nos permite reaccionar con rapidez a situaciones de la vida que percibimos como amenaza.

En una respuesta saludable al estrés, los niveles de las hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, aumentan para satisfacer la demanda de la situación y, una vez superada ésta, descienden rápidamente. En el estrés crónico se produce una exposición prolongada a las hormonas del estrés, en especial al cortisol, y el cuerpo podría no volver al estado de reposo saludable denominado homeostasis, lo que podría tener consecuencias graves para la salud e incidir negativamente en los sistemas inmunológico, cardiovascular y nervioso central.

El estrés y la conducta alimentaria:

En situaciones con niveles altos de estrés agudo se suprime el apetito, por ejemplo, bajo amenaza física importante. Sin embargo, el estrés menos intenso pero mantenido en el tiempo, como la presión laboral, puede afectar a la conducta alimentaria de diferentes formas. Se calcula que aproximadamente el 30% de las personas come menos de lo normal en situaciones de estrés, mientras que la mayoría come más. Se cree que el sistema de respuesta al estrés HHS, que utiliza las mismas vías neuronales que el control de la ingestión de alimentos, es fundamental para explicar por qué se come en exceso o de forma insuficiente.

Respuestas individuales:

Las ratas que se alimentan con comida estándar ingieren cantidades menores en respuesta al estrés y pierden peso. Sin embargo, las ratas comen más si se les suministran alimentos sabrosos en lugar de alimentos estándar, lo que sugiere que los alimentos placenteros podrían ayudar a aliviar los síntomas del estrés.

Los humanos tienen acceso regularmente a alimentos placenteros. Algunas personas utilizan la comida como forma de aliviar la tensión y contrarrestar los estados emocionales, mientras que otras no lo hacen. En las personas que controlan de forma estricta su ingesta de alimentos (por alimentación restringida o por dieta), el estrés puede anular su control consciente, lo que conlleva un consumo excesivo de “alimentos restringidos”. Asimismo, la capacidad de diferenciar entre hambre y otros estados internos desagradables como el estrés no es la misma en todas las personas. Se ha sugerido la posibilidad de que las personas que están más “conectadas” con su apetito y metabolismo sean las que menos coman en respuesta al estrés.

Fuente:

Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC).

Disponible en:

www.eufic.org

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